lunes, 16 de febrero de 2009

¿Por qué hubiese deseado ser de cualquier otro color?

En América del Norte se desplazó a los indios, se invadió su territorio, se les quitó su alimento, se les maltrató y se les consideró escoria durante muchos años. Algunas de las tribus indias eran agresivas y defendiendo su territorio asesinaban a colonos, pero la gran mayoría de la tribus eran apacibles y tan solo pedían poder vivir como siempre lo habían hecho. La cultura india vivía de la naturaleza y la conocía tanto que se producía una simbiosis entre ambas; de ellos podríamos haber aprendido el valor de la naturaleza, del amor, del respeto, del honor, etc. Pero nuestros ojos ciegos no supieron entrever lo que su cultura podía haber aportado a la nuestra y poco a poco les quitamos el terreno, la caza, nos enriquecimos con su petróleo, les sacamos de sus montañas y sus praderas… Todo se lo robamos de sus propias tierras, de esas tierras que habían permanecido desde cualquier origen a ellos.
Lo mismo pasó en África y cada día vemos los frutos de nuestra mala colonización. Extorsionamos a los gobiernos, explotamos las riquezas y esclavizado sus ciudadanos. Les consideramos escoria, y todo ¿por qué? ¿por el color de su piel?¿ por su origen?¿por su cultura? ¿Y quien fue el primero que dijo que nosotros éramos mejores y teníamos derechos? ¿Acaso no conocía como somos los hombres? Y todo por avaricia, por ansias de poder, por dinero… Un continente que paradójicamente es el más rico en recursos y el más pobre en vida. Así es como hemos dejado un gran continente de nuestra tierra.

¿Y porque no hablar también de Oceanía? Un lugar donde se despreciaba a los mestizos y mediante medios legales se aseguró la manera de apresarlos, enlistarlos y matarlos de modo que no pareciese un asesinato del gobierno.
Y así millones de naciones, de países, de lugares han perdido su identidad, su color, su riqueza y su vida. Y yacen muertos en manos de la historia que permitió que sus gobiernos y sus ciudadanos corrieran por el mundo creyéndose dioses creadores de todo cuanto su vista podía alcanzar.

No puedo evitar preguntarme ¿Por qué los europeos creímos que éramos los dueños del mundo?¿Porque al colonizar las nuevas tierras tuvimos que imponer por completo nuestra cultura y anular la suya? ¿Por qué los ingleses habían de ser los más poderosos? ¿Por qué el blanco era el color del progreso y no el negro, el rojo, el marrón o el amarillo? ¿Por qué se actúo de modo que ahora sentimos vergüenza por nuestro pasado? ¿Por qué, porque y porque? Preguntas sin respuestas que han dado a la vid aun rumbo que hace que muchos deseemos haber sido de cualquier otro color.

1 comentario:

David dijo...

Técnicamente podemos cambiar de color. ¿Cómo? Opción número 1, tomando el sol. Opción número 2, pasar por el quirófano. Si nos decantamos por la segunda, acabaremos perdiendo la nariz mientras paseamos por nuestras necrópolis, perdón, metrópolis; ahí está un tal sr. Jackson, blanco como la túnica del Papa, otrora, de pequeño, negro: ved los Jackson Five.
Somos blancos y occidentales, y aunque jamás seremos negros y africanos, sí podríamos intentar vivir como si fueramos negros y africanos. Pero para eso hace falta... no sé como decirlo... tener la valentía de dejarlo todo y marcharse de Occidente. Yo me lo he planteado, pero, sabes, en una confesión de sinceridad, soy algo cobarde.